El reloj se acercaba a esa fatídica hora en la que todo sueño o muere o se hace realidad. Su mente no quería despertar, simplemente abalanzarse sobre ese que tendría que estar durmiendo a su lado. Su cuerpo, inquieto deslizaba las sabanas entre sus piernas, buscando la excitación de esa mujer en celo que sólo sabe pedir MÁS y MÁS... insaciable, incontenible y tan atractiva como una mujer puede llegar a ser en los sueños de cualquier mente perversa. La empapada ropa interior negra de algodón se entremezclaba con la carne ardiente que buscaba ser rozada con esos dedos que permanecían dormidos, impasibles ante aquella provocación. Dentro de ella, besaba y sus besos recorrían aquella borrosa cara; aquellos pezones duros como piedras, eran aplastados por dos manos grandes que la atenazaban el corazón e incrementaban el placer de despertar aquellos sentimientos infinitos, alimentándose más aún su necesidad de ser tocada. Sus manos atrapaban las sábanas tirando de ellas mientras ella sentía la fuerza del cuerpo de su amante, desafiante, perturbadora, obsesionada con su placer... inagotable e insaciable... Pero el despertador, celoso de atención, hacía acto de presencia recordando esas rutinas que destrozan cualquier sueño: para unos es el trabajo, para otros las obligaciones que valoramos como tales, como si las personales no fueran compromisos; para otros las prisas o un simple "buenos días" sin fuerza o un "¿despiertas tu al niño o lo hago yo?". Qué más da qué pensamiento acabó de golpe con todo aquél deseo... simplemente despiertas. Miras tus manos, no tiene el sexo de su borroso amante entre ellas... su dureza y su fuerza se desvanecen en un hormigueo extraño... se escapa su energía, ¿era un sueño?, aun la realidad  no lo ha borrado del todo... pereza... un día por delante... gira sobre la cama... se estira y siente la humedad de sus braguitas... se sonroja al sentirlas, al saberse violada por su propia mente y desearlo más que nunca. No tiene ni tiempo ahora para recordarlo, para forzar de nuevo que su mente la lleve al placer extremo de un despertar real... el suyo. Desayunos, duchas rápidas, vestirse... pequeñas cosas que pueden alegrar el día y otras que provocan menos intensidad desviaron su deseo durante unas horas, pero lo que despierta temprano, no se duerme con la misma facilidad y cuando una mujer es puro fuego y sensualidad, esas sensaciones buscan de nuevo su lugar. "PLING" El disparador, esta vez fue un mensaje... su mensaje... ese amante prohibido que toda mujer debería llegar a sentir... ese correo privado que solo habla de deseo y sensualidad.... el que despierta su lado más pícaro cuando más lo necesita, el que maneja ese amigo que se mantiene siempre en la penumbra. Ese admirador de sonrisa pícara, siempre educado, siempre atrevido... soez cuando debe... Su aparición era como siempre oportuna, su cuerpo reaccionó al instante. Todos sus sueños despertaron sin aún ordenarse, sin aún particularizarse... pero sabía que iba a ser con el, como si las mentes de alguna extraña forma estuvieran conectadas; quizá por el deseo, quizá porque era una más de todas esas "casualidades" que les rondaban y que hacían que su intimidad fuera también diferente desde el comienzo. Quizá simplemente se despiertan el instinto el uno al otro... quizá sencillamente es que aquel momento era excitante porque estaba sola y a deshora... Sus manos entraron por el inexistente hueco que queda entre su vientre y el pantalón para abrir el mensaje. "PLING" Una foto del reflejo de su torso medio desnudo... el pantalón desabrochado y la cama al fondo. Bajo su pantalón su sexo asomaba medio excitado, pero nada se veía; todo lo pondría su deseo... Y así fue... sintió la fuerza del sueño en sus manos y cómo su lengua recorrería el cálido órgano para luego devorar sus gemidos... su boca se llenaba de deseo y sus manos pellizcaban fuerte su clítoris sin saber qué hacer... despertaba su lado atrevido y exhibicionista, ese que tanto le gusta a cualquier hombre pero que este disfruta más intensamente. Sus dedos mojados contestaron sobre la pantalla del móvil ensuciando no sólo la pantalla... quería sentirse atractiva, "guarra" dirían vulgarmente en la calle... "guapa" le diría él. Mujer se sentía ella de verdad... una mujer completa. Salvaje y recatada, desnuda y vestida... todo a la vez... llena de dualidades. Un mundo lleno de erotismo y perversión, una sociedad que lo oculta como "vicio" y que ella siente como "VIDA"... "¿Cómo puede ser que cada vez que necesite un hombre aparezcas?" "PLING" " ¿Cómo puede ser que cada vez me atraigas más?" llegaba la contestación en segundos y acto seguido el siguiente mensaje. Un mensaje que podía leerse con los ojos cerrados... "PLING" "Estaré allí en 20 minutos" Se abrió la puerta y las miradas se cruzaron. Su amante entraba decidido, con una sonrisa que daba constancia de su deseo. Su ropa elegante, su olor... todo era parte de su conquista, y transmitía un sentimiento complejo de describir, cómo si los ojos sonriesen. Ella daba su respuesta: dos pasos hacia atrás para dejar que la puerta se abriese, sus dientes mordían su labio inferior de forma instintiva mientras le miraba, mientras su mente anticipaba su deseo de ser besada y de besar y la respuesta a su tímido "hola" fue exactamente esa. Las masculinas manos que sabían cómo tocarla empezaron por aquel romántico beso atrapando tu cara en el calor ardiente que desprendían. Ella se entregaba con respiraciones cortas y profundas mientras sus brazos, casi sin fuerza le abrazaban. Al fin y al cabo no era sólo un saludo, era el comienzo de un ritual en el que su cuerpo se iba a deshacer y ella lo sabía, lo sentía. La puerta se cerró tras ellos, pero apenas cambió la posición de sus pies, lo justo para apoyar su espalda contra la pared mientras aquél hombre la aprisionaba liberando su deseo. Los besos se hacían más profundos y las lenguas buscaban devorar las entrañas del que a su vez les devoraba; las manos jugaban a recorrer los costados, los brazos, los cuellos... todas esas zonas del cuerpo que siendo aparentemente inocentes saben desprender el deseo y las ganas de avanzar, de alargar cada segundo y despertar a esas otras zonas que volverían loco a cualquier humano. Poco a poco la percepción de la ropa se hace latente: El sabe la forma de su ropa interior, la ha buscado, la ha recorrido con sus manos, analiza sin saberlo cómo desnudarla, cómo arrancarla. Ella siente el efecto de la falta de ropa interior que ha visto en aquella foto... la que hizo que su mente sólo desease o que ahora sigue deseando más intensamente... pero todo lleva su ritmo y ella lo sabe, hay que disfrutar de cada instante, de ese crecimiento... La mente más dominante de su amante sube sus manos al cielo... su sensación de indefensión sube tan alto como sus manos. Su pecho queda expuesto a las manos que bajan por sus brazos con ese claro objetivo... aplastar sus pezones y sacar el primer aliento de deseo extremo, de ser poseída por completo. El aire enfría su vientre que queda desnudo al subir los brazos y el calor del cuerpo de su hombre que se pega. Los segundos corren rápido mientras su cuerpo es explorado y saciado... ella mantiene sus manos en alto mientras desnudan lentamente su cuerpo, mientras se adueñan de sus sueños, mientras hacen real cada deseo. Los besos de su amante la poseen poco a poco y el olor a sexo aumenta con cada prenda que cae... y pocas más quedan, apenas una mojada tanga y las medias en sus piernas, y es así como siente que el deseo de su amante crece al mirarla... es así como sabe que despierta ese animal... Las manos que la poseen juegan con sus braguitas, las clavan dentro de ella, la excita, la roza, la aprieta como si fueran a romperlas... pero no es así... son los dedos los que la pellizcan intensamente mientras juegan con ella... no tardarán en conseguir que sus piernas tiemblen y flaqueen ante el placer de ser poseída... no tardará en apretar sus muslos aprisionando a las manos que le regalan sueños... pero no será suficiente, no hoy, no para el. Aún con los gemidos en la respiración, sin fuerzas en las piernas, la colocará sobre el lateral del sofá, bajará las finas braguitas y contemplará a la mujer que provoca su deseo desde atrás. Su pelo negro, alocado, su cuello blanco, pidiendo un escalofrío en un beso, sus hombros delicados, marcados omóplatos que señalan hacía los brazos que extendidos hacia delante simulan aún apuntar al cielo, aunque el cielo ahora esté tumbado. Su cintura, de piel suave y más estrecha que su cadera... femenina, excitante, delicada, enseñando orgullosa su rosado y excitado sexo... empapado más aún con estas miradas, agotado y renovado... incitando a ser poseida de nuevo, esta vez por los demonios del amante que despiertan al olor del sexo... "PLING" Sonaba la cremallera... lenta... mientras ella miraba hacia atrás deseosa de ver cómo y con qué iba a unirse a aquel hombre. Levantaba por puro instinto las cadera ofreciendo su culo... limpio y redondo... precioso. Un azote la despertó de la espera... no lo esperaba, un susto, un respingo... el calor, el deseo, el morbo... todo se juntaba sin poder evitar gemir de puro placer.... MÁS... quería MÁS... y más tendría. Subía su pierna sobre el respaldo aún sin saber si para exponerse más, para provocar o simplemente para huir y que aquello durase más y más tiempo; pero lo cierto es que sólo fue el preambulo de esa sensación que se tiene cuando algo te llena por completo el deseo... cuando algo no puede ser más intenso, cuando algo explota dentro de ti con un grito, uno que se acompasa al de tu amante, uno que sólo se puede conseguir cuando se llega a lo más profundo de un cuerpo, a lo más profundo de un alma inquieta... uno que sólo se consigue cuando te hacen completamente FELIZ.... "PLING" El sonido de los cuerpos chocando, PLASSS.... cadera contra culo, sexo resbalando dentro de ella... BUMMM... el latido del corazón... otra y otra vez... cada vez más rápido. Su pecho de un lado para otro, embestida tras embestida, cada véz más fuerte, cada vez más rápido... "PLING" "PLING" Un fuerte tirón del pelo le sacaba otro gemido ante la fuerza y la tensión que su cuerpo recibía, la humedad salía de su cuerpo a borbotones y un temblor final se acompasó al de su amante que soltó el pelo dejandola caer y besando tus espalda... dos cuerpos caían sobre el sofá... "PLING" "PLING" Abrió los ojos... Un montón de mensajes se acumulaban... los leía con cierto deseo de que pasasen esos 20 minutos, pero aún no le había dicho su dirección... ¿se atrevería algún día?... Su cuerpo latía, su sexo estaba enrojecido por sus propias uñas, por su propio deseo, sin fuerzas para contestar... y con deseos de hacerlo de verdad...