— Cómo hecho de menos esa época de estudiante donde sólo pensaba en cómo seducir a mi profesor de economía
— ¿al profesor de economía?, suena a viejo carcamal sin vida interesante
— Pues nada más lejos. Era joven, elegante, siempre con ciertas prisas y colgado al teléfono; con su propia empresa. Explicaba la economía con ejemplos de la vida real y llevaba unos pantalones perfectamente planchados y se le marcaba un culo de gimnasio... No sabes la de veces que soñé con el
— Conociendo tu mente, dudo que no intentases nada
— Qué va. En aquella época no me atrevía a nada. Lo más cerca que estuve fue un día que fui a una tutoría en la universidad sin bragas. Era verano y me puse una falda muy muy suelta, tipo Marilyn, pero más corta, de gasa, de las que a contraluz se transparentan un poco. Imaginé mil cosas, cómo me insinuaría, cómo mostraría que no llevaba nada bajo la falda, pero acabó siendo una clase para 8 personas y me quedé lamiendo el bolígrafo y soñando con que me llevase en su coche a casa, algo que no ocurrió.
— Quién me iba a decir a mi que mi amiga loca no ha tenido siempre una vida loca
— Esa es una fantasía que me temo se quedará entre las incumplidas
— ¿Te vas a rendir?
— Qué remedio, ya no doy clase de nada, ni hay pizarras en mi vida, a excepción de la de mi sobrina y te aseguro que no veo yo a mi cuñado como objeto de deseo
— Siempre puedes recrear algo asi
— ¿un juego de rol?
— ¿por qué no?
— Nunca he jugado, no se si sería capaz de meterme en un papel, pero conseguir el profesor?
— Se trata de que lo haga tu pareja, no de que busques un profesor; a no ser que busquemos a ese economista, que seguramente ya estará algo más deteriorado
— JA, JA, muy graciosa. ¡No me quites mi sueño!
— De verdad... es que no tienes imaginación: Ahora te vas a casa, te pones una faldita de esas de cuadros escoceses
— ¿pero tu te crees que mi armario tiene una minifalda asi?
— Pues la compras, te vas a una mercería y compras un trozo de tela a cuadros escoceses, un imperdible y ya tienes la falda, y además asi tienes una abertura lateral perfecta. ¿Te crees que se percatarán de si está o no cosida?. Los hombres son más básicos de lo que crees
— Eso es cierto
— El resto es más fácil aún, una camisa blanca ceñida, una corbatita o un lazo con la misma tela de la falda, unas coleta o unas trenzas, unas medias de lana por encima de la rodilla y los botones bien desabrochados...
— Y la carpeta
— Y una piruleta, es importante que entienda qué le vas a hacer si sigue el juego
— Vamos que ya me ves en posición
— ¡Tu diras!
— y ¿el?
— Tu prepara la escena. Montas un despacho en la mesa del comedor. Papeles en la mesa que puedan acabar en el suelo, bolígrafos rojos, la pizarra detrás
— No tengo
— Pues la compras, las hay por 10 euros en las papelerías o pones un cartón o se las pides a tu sobrina, pero no le digás para qué, jajaja
— creo que mejor la compro
— Pon algo así como "clase de castigo" o "despacho del profe" y llénalo de formulas de economía, para que te inspires... jajajaja
— eso quedará entre tu y yo
— mientras que me cuentes luego lo otro
— ¿con detalles?
— con todos.
— A ver si se entera
Tal y como habíamos hablado salí lo antes que pude del trabajo para preparar el escenario lo mejor que pude, compré la tela escocesa roja, unas gomas para el pelo del mismo color, unas medias por encima de la rodilla y un tanga nuevo, casi diría que deportivo, liso, lo más inocente dentro de que apenas tapaba nada. La piruleta se convirtió en un chupa-chups, yo pretendía una piruleta de corazón, pero bien mirado puede que tenga otras aplicaciones.
Fui a casa, labios rojos, dos trenzas, depilación completa de mi monte de venus, para parecer más inocente y la pizarra acabó siendo la pantalla de un proyector, algo que aproveché para conectar también el portatil y buscar una peli erótica con la que pondría en un compromiso a "mi profe". La falda metida con grapas y 3 grandes imperdibles estratégicamente colocados para permitir una abertura lateral en según qué posturas que ensayé en el espejo. Ya había empapado las bragas con sólo probarme la ropa, pero aguanté las ganas de calmar mis ansias.
Esperé al momento en que se abriera la puerta para ponerme en posición y empezar a chupar el caramelo, una pierna sobre la silla, la falda perfectamente estudiada, las piernas eternas sobre los tacones. Me faltó sólo una cámara para grabar la escena.
Según entró en el salón, su cara se iluminó sin decir nada, yo chupaba el chupachus
— Le prometo señor director, que no hice nada malo, que la seño me castigó porque me tiene manía
No necesitó más ayuda para entrar en su papel
— y se puede saber qué se supone que hizo?
— no hice nada, de verdad... — y me puse a besar como una niña tonta a mi caramelo y a mover mi cuerpo banboleandome
— algo haría para que la señorita le enviase a mi despacho
Bien por mi !!, había entendido el escenario perfectamente
— La seño me dice que no puedo hablar tanto con los chicos, pero son ellos los que me miran y me preguntan, se lo juro señor director.
— Y que le preguntan si se puede saber
Me sentía muy poderosa guiándole por mi fantasía mientras veía cómo iba cayendo en todo
— Me dicen que quieren ver el color de mis braguitas
— y tu... ¿qué haces?
— Les digo que eso no se hace... que una señorita no enseña nada que haya bajo la ropa.
— Muy bien señorita, veo que aprendió la lección la ultima vez
— Si señor director, les dije que la última vez que lo hice el señor director me pego en el culete... y que lo hizo tan fuerte que seguramente seguiría rojo y les enseñe donde me pegó usted para ver si seguía rojo... yo no puedo verme... — me giré y levanté mi falda enseñando mi culo... hasta que viera mi tanga entrando por entre mis dos cachetes
— Y ahí fue donde le castigó la seño, ¿a que si?
— Si dire, qué listo es usted, con razón usted es mi favorito — aproveché para acercarme y con mis uñas recorrer su corbata
El bulto que escondía su pantalón indicaba que el juego iba mejor incluso de lo que yo esperaba
— Voy a tener que castigarla de nuevo señorita
— PERO YO NO HE HECHO NADA MALO!! — dije mientras pataleaba con mis tacones en el suelo
— No me grite señorita, las señoritas no levantan la voz
— Si señor director
— No se da cuenta de que les ha vuelto a enseñar el culo a sus compañeros
— Pero era para enseñarles que no podía hacer eso... o usted me castigaría... ¿me va a castigar?
— No voy a tener más remedio señorita
— Y ¿no cree que sería mejor enseñarme a cómo manejar a los chicos? — aproveché para bajar mi mano por su pantalón.
— Creo que usted sabe ya más cosas de las que yo pueda enseñarle señorita
— No lo creo señor director. Como usted no estaba, me puse a mirar sin querer.... su colección de películas en su ordenador y claro... yo no se hacer esas cosas
— ¿qué cosas señorita?
— esas que he visto.... ¿quiere que se las enseñe?
— por favor
— pero luego no que riña, que tendría que explicarle a la seño que la peli era del señor director y que yo sólo quería aprender — dije mientras le daba al play y en la pantalla de la proyección salía una escena donde una chica comenzaba a bajarle los pantalones a un perfecto hombre de negocios para meter en su boca su sexo
— ¡señorita! — dijo tan escandalizado que por un segundo pensé que no le había gustado
— señor director, ¿me enseñará? — y sin decir otra cosa comencé a desabrochar su cinturón
— es algo delicado señorita
— parece muy duro señor director
— está duro, pero hay que tratarlo con delicadeza
— ¿hay que acariciarlo?
— exacto
— ¿asi?
Comencé a recorrer el tronco de su sexo con mis dedos aún a través de la tela del boxer y a besar la punta de su pene también a través de la tela. Los besos eran sonoros y me aseguraba de mirar para arriba pidiendo constante aprobación, como si me estuviera de verdad enseñando.
— Está caliente director...
No contestaba, sólo respiraba profundamente mientras yo recorría también con la otra mano sus testículos metiendo ya la mano por debajo de la tela, desde sus piernas
— ¿Sería posible ver cómo es... eso?
— ¿quieres que me desnude?
— Noooo señor director, sólo me preguntaba si es correcto que se le bese a un hombre su cosa, sin que sea a través de la tela de los boxer...
— es correcto señorita si es en privado y con la persona adecuada
— pero con usted puedo practicar sin miedo ¿verdad?
— puedes... te dejo
Según decía esto notaba cómo su sexo latía más fuerte y se movía bajo los boxer, como golpes de excitación. Con gran calma bajé la tela que separaba mi boca de su sexo, cada vez se veía más y yo no dejaba que se liberase del todo, para alargar ese momento. Al llegar, como si de una máquina de guerra se tratase catapultó su pene contra mis labios. Estaba empapado, gotas de semen inundaban la punta de su sexo y su olor y su sabor llegaban a mi mente como nunca. Sentía que no era el de siempre, que me deseaba más.
Empecé a lamer su sexo lentamente, desde pequeños besos en la punta hasta lamer todo su tronco. una mano en sus testículos, la otra que subía y bajaba sin parar moviendo tóda la piel que recubre el sexo y mis labios siempre besando y lamiendo a mi placer, metiendolo en mi boca cuando quería y sacandolo cuando le veía que se rompía.
Paraba unos segundos para preguntar: "¿Lo estoy haciendo bien señor director?", "¿le gusta cómo su alumna aprende?" o "¿quiere que siga? señor director"
El contestaba y agarraba mi cabeza para que no me fuera lejos, o acariciaba mis mejillas buscando mi lado más angelical.
Cuando vi que ya no iba a poder aguantar me retiré de golpe.
— Lo siento señor director — dije dandole la espalda, como si sintiese vergüenza
— ¿qué pasa? — contestó asustado por mi repentino cambio
— creo que algo me ha pasado
— no entiendo
— pues que mi cuerpo se ha mojado mucho, señor director, creo que algo malo me pasa aquí abajo — Su cara se iluminó
— veamos que te pasa bonita
Se arrodilló mientras yo subía la falda e inclinaba mi cuerpo sobre la mesa dejando ver mi culo y mi ciertamente empapado tanga. El se despojó de pantalones y calcetines, dejándose la camisa aún puesta. Empezó a jugar con mi sexo y el tanga y los papeles se cambiaron, era él el que me decía: "parece que su cuerpo responde a los tocamientos de forma poco habitual, señorita". Yo apenas podía contestar, estaba en una situación muy inusual porque le sentía distinto, estaba en manos de un extraño que me estaba follando con sus dedos y me provocaba un estado de excitación completamente desconocido para mi, sentía ese "morbo" del desconocido y la tranquilidad de saber que estaba con el hombre correcto, sintiendo que jugaría a lo que yo quisiera después de hoy. Eso hacía que sus caricias fueran especialmente hábiles y me daba la libertad de gritar:
— ¡¡ DIRECTOR !!, AHI !!, ahí me pasan cosas... no paré DIRECTOR... NO PARE
Me corrí, pero mi director apenas debió notarlo por la cantidad de líquidos que envolvían sus besos. Metí sin pensarlo uno de mis dedos en mi culo, buscando que el investigase ese punto que jamás se había atrevido a probar. Al verme entendió este lado nuevo mío que yo estaba explorando y sin pensarlo introdujo uno de los suyos, aceptando mi lado salvaje y desarrollando todas esas fantasías que supongo estaban dormidas en el. Se puso de pie y bajó el tanga hasta las rodillas.
— Voy a tener que hacer una exploración más profunda señorita
— Si, señor director. Necesito que apague ese fuego que me quema por dentro, me quema, señor, apaguelo SEÑOR DIRECTOR!! — la frase acabó en grito por la fuerza con la que entró en mi cuerpo
La excitación que normalmente me baja a niveles ridículos cuando me he corrido, aquí no pasó, no se si por ver que el seguía a lo suyo o porque su penetración salvaje me había vuelto a activar. Me desabroché la camisa y saqué mi pecho de mi sostén. "Las tetas, señor director, me queman las tetas" empecé a gritar, " señor director, me quemo por dentro", "señor director", " mi señor director, no puedo más, duele, duele, acabe con esta sensación, señor director, no pare"...
Rompió dentro de mi cuerpo su leche y por primera vez en mi vida sentí cómo se inundaba mi cuerpo y cómo rebosaba ese fluido fuera de mi. No me importaba el pasado... sólo pensaba en ese momento en cada detalle... quería contárselo a mi amiga y saber que se tocaría con mi relato... que me envidiaría cualquier mujer, despertaba también un lado exhibicionista... quizá la próxima en la piscina!!