Cuando me descubrió empezó una nueva vida para mi; quiero decir, incluso con los primeros mensajes; cuando aún no había ni siquiera contestado a un simple mensaje suyo ya me conocía más que muchos de los que me rodean. Y bastaron dos horas más para conocerle de verdad. Desnudó mi alma como si fuera sencillo. Lloré... lloré y lloré desconsoladamente sin saber aún el motivo: emoción, inquietud, miedo a lo desconocido. Sentía tantas cosas que no sabía bién cómo gestionar tantos sentimientos. Sus manos, sus pies, su cuerpo... todo símbolos me decía. Yo escuchaba y cada vez que hablaba de mi, descubría algo de mi más profundo ser, y yo volvía a llorar... otra vez...
¿Cómo podía entenderme tan bien?¿Cómo podía saber lo que pensaba, lo que deseaba, lo que a nadie le había contado?
— Simbolos — decía — son claves en nuestro mundo, son claves con las que descubrirnos y a las que debemos adoración, comprensión y estudio
A mi no me importaban los símbolos. Yo sólo me sentía desnuda y atraida por algo que me era tan extraño como apasionante.
¿Quién soy?. ¿Qué soy?. Son preguntas que rondaron mi cabeza muchas horas y a las que aún no se contestar, pero se que ahora mismo daría todo lo que soy por que siga conduciendome. ¿Hasta donde?. Esa es más sencilla, hasta donde quiera.
Bufffff... sólo pensar en lo que pienso hace que se me erice la piel y que no pueda ni tragar; y lo único que realmente quiero tragar es su semilla. "Madre mía", no me reconozco ni pensando eso. Cómo puedo desear tanto estas cosas... y sólo con ÉL... bufffff... es como si mi vida anterior hubiera sido otra. Y es que soy una chica normal, o lo era; más bien tímida en algunas cuestiones sexuales y desde luego con un gran desconocimiento de todo lo que estoy descubriendo. Nunca he entrado en un sexshop, ni he comprado ningún juguete, nunca he hecho mil cosas que ahora no puedo dejar de pensar. Miro videos, leo relatos, busco locales de encuentros y quiero saber MÁS y MÁS...
Pero lo más llamativo no es mi curiosidad, en lo que no me reconozco es que nada tiene sentido si no se lo rindo a él.... a ÉL. Lo siento como mi TODO. Como esa persona por la que vivirías y morirías. Lo siento dentro de mi y no quiero que salga. Y lo siento en todas sus formas posibles: cuerpo y alma, mente y... bufff... cuerpo. Me gusta tanto su cuerpo... Incluso cuando no estoy con él me paso horas buscando sus lunares en las fotos y más horas aún pidiendo más fotos y más videos. Y hasta cuando descubro algo que no me gustaba en otras personas, me recreo en él si se que a él le hace sentir de alguna forma especial... Sólo pensar en su sonrisa, hace que mis braguitas se empapen.
Se muchas cosas que le gustan y soy observadora. Su mente es más perversa que la mía y le gustan cosas que para mi son aún difíciles de entender o asumir; pero cuando me lo explica, cuando me lo cuenta como me lo cuenta, todo cambia. Por ejemplo cuando hace sólo unos días miraba las fotos de mujeres atadas, pensaba: "pobres chicas, ahi, solas, atadas, sin poderse mover". No veía posible que eso diera placer a nadie y menos aún a la que estaba atada. Pues bién, hoy acaba de llegar un paquete con 20 metros de cuerda de color negro y rojo, porque no puedo evitar ver que para él, hasta en los colores hay significados y... bueno; también creo que son más bonitas y algo de mi vida normal queda.
Ahora veo las cuerdas como me lo muestra su sonrisa. Le veo deslizandola por mi cuerpo, le veo anudando con delicadeza. Pasando sus dedos entre la cuerda y mi piel para asegurar que no me hará daño mientras me explica que para él, cada nudo le ata a mi... buffff... Sólo decirlo de nuevo se me eriza la piel y se me contrae el pecho. Pero ya no es sólo mi disfrute al ver cómo se emociona mientras me ata, es lo que me hace sentir una vez atada a él.
Su forma de tirar de mi, de mover mi cuerpo a su antojo; de llevarme a concentrarme en sólo la zona de mi que él quiere que sienta. Con él, todo es diferente. Todo tiene un valor distinto y sentir que todo lo que estaba en mi interior aflora es una sensación increible.
Cuando le tuve por primera vez ante mi, mi corazón latía a toda velocidad. Sabía que no iba a decir nada, que entraría por la puerta y me miraría, que nos recorreríamos con la mirada, pero nunca pensé en que aquella sensación que tanto esperaba fuera a recorrerme como lo hizo, bueno si lo esperaba, pero fue incluso mejor. Me quedé inmovil. Estaba desnuda para él, entregada, ya sabía que adoraba los simbolos y mi desnudez no podía ser un gesto más claro de ese comienzo; de mi intención, de mi devoción, de mis ganas, de mi disposición... Nada adornaba mi cuerpo y se que la mujer está más bonita con esos detalles de lencería o con esos adornos que siempren vuelven loco a los hombres, pero él sabría valorar lo que yo mostraba y cómo utilizarlo.
Había visto en mil cosas que había leido que la espera se hacía con determinadas posturas; pero yo no las entendía y tenía que ser él, el que me las explicase. Para hacer algo, tengo y quiero sentirlo... Recordé que antes de ese momento sólo una vez me puse asi para él. Pero en aquella ocasión no me veía... lo hice sólo para mi, porque lo necesitaba sentir y quería llamarle, de cualquier forma que fuera posible y que estuviese en mis manos. Ahora le esperaba en carne y hueso. Entregarme a él como era yo. Entera, fiel a mi misma, limpia... suya...
Me empujó contra la pared... pasión pura y colocó mi cabeza contra ella, sus manos en mi barbilla mientras su rodilla abría mis piernas. Estaba lista para sentirle dentro de mi, pero aunque su reacción fue intensa; dejó claro que su mente era completamente diferente.
Yo pensé en que me besaría rápidamente; que entraría en mi cuerpo como yo deseaba para tomar posesión de lo que yo le regalaba, de lo que yo ya sentía suyo... de mi persona, de mi mente, de mi alma... de mí. Pero no, todo en él está pensado, todo está medido, seguro de si mismo y confiado. Yo me hacía pequeña en sus manos y a la vez me iba sientiendo mejor que bién... Estaba en las manos correctas, no me haría nada que yo no desease tan intensamente como para que me doliera el alma. Eso lo sabía de alguna forma... desde su mirada.
Acercó sus labios sin besarme y mis inocentes intentos por besarle desembocarón en su fuerza de control; esa que me hacía desearle más y a la vez sentirme segura en sus manos. Otro intento abriendo mis labios que sólo sirvió para que metiera sus dedos en mi boca; por primera vez sentía su piel dentro de mi cuerpo y mi lengua intentaba saborearlo, succionar su alma y sacar su deseo de la forma más perversa que yo supiese, sólo pensaba en estar a la altura de su deseo... se le veía tan seguro.
Acarició mis mejillas, las recorrió con el embes de sus dedos y jugó a humecer mi piel con mi propia saliva. Su mirada estaba fija en mis ojos y a la vez lo miraba todo: mis labios, mis besos en sus manos, mi pelo, mis orejas. Lo iba recorriendo todo y a mi me recorrían mil escalofríos. Midió mi cuello con sus manos y sentí su fuerza. Apretaba con pasión pero a la vez relajado; estrangulando el paso de mi aire y dejándome respirar. Controlando mi vida mientras yo ya imaginaba como sería esa situación mientras invaden mi cuerpo, mi sexo con el suyo.
Se acercó tanto que pude olerte e incluso lamer algo su cuello, pero rápidamente se alejaba. Bajó sus manos por mis hombros desnudos y jugó con mis huesos y esos recovecos que dibuja mi clavicula. Continuó lentamente con mis brazos y cuando llegó a mis manos las recorrió como si fuera la primeras vez que alguien ve unas manos, como si fuera un niño que las descubre... las uñas, los dedos.
Y cuando acabó agarró fuerte mis muñecas y subió mis manos por encima de mi cabeza. Bruscamente. Me sentí poseida, me sentí preparada, dispuesta y asombrada a la vez, también de mi misma, de cómo había cambiado ya... de cómo deseaba todo... mi TODO... a ÉL. Da igual cuantas veces lo diga o lo exprese, se me sigue poniendo la piel de gallina.
Con una mano aplastando las mías, tenía la otra para someter mi cuerpo y mi voluntad a su placer. Sentía cómo me recorría el pecho; cómo me respiraba; robaba mis suspiros y jugaba conmigo. Mis pezones me dolían de puro placer y quería MÁS y MÁS. Sentía su excitación cuando pegaba su cuerpo al mío y seguir desnuda mientras el me controlaba me daba aún más placer... Lo veía en sus ojos.
Clavó dos de sus dedos en mi... me atravesó de abajo a arriba. Fue como pulsar ese botón que jamás nadie había ni siquiera sentido que existía y mis piernas flaquearon. Me quedé literalemente colgando de sus manos mientras gemía y respiraba... mientras sentía ese SU primer orgasmo. Él no estaba dispuesto a acabar asi, nunca lo haría y yo lo sabía. Y aunque nunca antes había estado con alguien como él, sentía que lo conocía como nadie... Mi deseo más profundo era darle TODO, darle lo que yo era.
No pensé las cosas, salían de lo más profundo de mi alma y al verme allí, rendida a su pies, sólo pude descalzarle y besar sus pies. No soy fetichista de los piés, o al menos nunca había tenido esta necesidad, pero con él, lo necesitaba.
Expresar lo que siento no es sencillo y quiero toda su atención; al menos toda la que puedo tener y mi recompensa es ver su placer. Hacer estas cosas, me hace sentir su vicio y por lo tanto su placer. Se que está más experimentado y que disfruta enseñandome su mundo y yo quiero estar en ese mundo. Quiero que cualquier perversión la pruebe conmigo... la que sea; y no porque me deje llevar, sino porque quiero saberlo todo. Descubrir de golpe tantas cosas que me he perdido en la vida!!. Y ahora es él, el que me frena porque supongo que con criterio me va a enseñar cada cosa en su momento.
En ese momento yo sabía que quería desnudar su cuerpo, meter su sexo en mi boca y recorrerle entero. Y aunque hasta ese momento yo siempre había tomado las decisiones, ahora sentía que me iban a dirigir en todo asi que sólo insinué mi deseo subiendo por sus piernas y abrazandome a ellas. Sentada en el suelo llegué a poner mi mejilla sobre su sexo. A través del pantalón sentía su dureza, su forma, su calor y apretaba mi cuerpo contra el suyo todo lo que podía.
Cuando escuché " ¿mi putita va a lamerme la polla como a mi me gusta?", recuerdo que me descolocó por completo. Nadie me había llamado puta antes y menos así y pensé "¿las putas hacen eso?" luego subí la mirada para ver si realmente era yo "esa putita"... y al ver sus ojos mirandome fíjamente, me sentí su PUTA...
— Si, quiero ser tu PUTA.... — le dije sin saber muy bién porqué, pero la boca se me lleno de placer — quiero tu polla y quiero tu leche
Sus ojos se iluminaron al escucharme y supe en qué me había convertido:
No sabía cómo o porqué pero si se que mi placer residía en el suyo
¿Esclava?... NO, pero cualquier cosa que me pidiera la haría
No era una santa, ni mucho menos, pero deseaba su bienestar por encima del mío
¿Y una puta?. No era una puta, pero si haría lo que me pidiese a cambio de mi premio
No me sentía sumisa... pero era completamente SUYA.
Su cuerpo rompió su quietud en mi boca y en este sentimiento noté como esa cálida sensación me invadía mientras tragaba con placer su alimento, su semilla, su leche... su firma... su sexo... su esencia pura... su sabor. Sentía tan cerca que erá MIO.